Tuve el gusto de estar una vez más en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2024, una verdadera celebración del libro. El invitado especial de este año es España, país cuya industria editorial es una de las más prósperas. Pude asistir a presentaciones, saludar amigos, conectar con lectores, vivir la alegría de la palabra escrita como lectora y como escritora. En esta ocasión me convocó la Fundación Elena Poniatowska Amor y la Fundación Ventosa-Arrufat, a través de su maravilloso concurso de cuento y novela, del que formé parte como jurado. Pudimos presentar los tres libros ganadores: Azul Humo (novela ganadora) - Antolina Ortiz Moore Cocodrilos (novela, mención honorífica) - Magali Velasco Vargas Parece que volaras, nunca te alcanzo (compilación de los diez relatos ganadores) Se recibieron alrededor de 1800 entradas, desde distintos puntos geográficos de nuestra lengua y se leyó cada una de ellas. Si van al sitio de la Fundación Elena Poniatowska Amor, podrán ver muchos videos y actividades relacionadas con la premiación. A Felipe Haro Poniatowski, director de la Fundación, así como a su mamá, Elena Poniatowska, mi más sincera admiración y agradecimiento por promover la literatura con el entusiasmo con que lo hacen, lo mismo para Tatiana Lozano y todos los involucrados en la promoción del concurso y de la Fundación. Durante mi estancia en Guadalajara, tuve también la dicha de saludar y conversar con el señor Miguel Ángel Porrúa, un hombre con el que se puede hablar días enteros sobre cultura, literatura y muchos otros temas. El stand de MAPorrúa precioso, como siempre que hacen presencia. Desde aquí gracias por llevar "Crónicas del ronroneo" a tantos lectores entusiastas y por celebrar los libros y la cultura. Y creo que lo más importante, el aliciente principal para los que amamos la literatura, es reafirmar que el quehacer literario está más vivo que nunca, no en la torre de marfil de los preciosistas, sino en las mochilas de los estudiantes que inundaban los pasillos de la Feria, en las conversaciones de los taxistas que hablaban con entusiasmo de los libros y la lectura, y en la voluntad de todas las editoriales, grandes y pequeñas, presentes en su deseo de propagar la palabra escrita.
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